En la edición de hoy de La Prensa, sección de Economía, salió esta pequeña columna que trata sobre el endeudamiento público en Panamá.
Enfoque: Más deuda, pero menos seguridad jurídica
Por Diego E. Quijano Durán
La Prensa, 18 de junio de 2011
Opinión. Algunos economistas venimos advirtiendo desde hace un tiempo que las agencias calificadoras parecían estar muy optimistas en sus evaluaciones del perfil de la deuda estatal de Panamá.
Señalamos en su momento que el mejoramiento del perfil se debía al desempeño económico y las recaudaciones fiscales, y que el sello de aprobación de las agencias calificadoras solo serviría para impulsar un aumento en el endeudamiento en lugar de incentivar un manejo más prudente de los fondos públicos.
Ahora, descubrimos que en el tiempo que lleva este gobierno, el ritmo de crecimiento de la deuda pública total (13%) ha sido mayor que el del PIB (7.5%-9.5%).
Esta deuda adicional resulta preocupante en vista de que el gobierno continúa expandiendo su actividad en la economía mediante la firma de contratos de llave en mano. Si bien consideramos que este tipo de acuerdos son los más apropiados para el desarrollo de grandes proyectos, el gobierno no está revelando claramente los compromisos totales adquiridos ni el nivel de endeudamiento adicional requerido para financiarlos.
A la vez, hay dudas sobre la sostenibilidad financiera de proyectos como el Metro, que a mediano plazo implicarían un lastre sobre las finanzas públicas. A pesar de ello, se siguen encarando nuevos proyectos de infraestructuras estatales que requerirán más deuda e impuestos para pagarla. En tiempos de vacas gordas habría que aprovechar para reducir la deuda total y no emprender proyectos faraónicos cuya sostenibilidad financiera, justificación económica o magnitud sean cuestionables. El gobierno ya tiene suficiente en sus manos y tiene grandes problemas que resolver en materia de la confiabilidad del sistema judicial y la celeridad de sus respuestas.
Esto es un ejemplo de lo que el autor de Good to Great, Jim Collins, llama la búsqueda de la atención, del protagonismo, del querer estar en el candelero. Por supuesto, es mucho más divertido dirigir un proyecto de macroinfraestructura o un ícono de la ciudad, pero no es tan emocionante enfrentar los problemas complejos y, pudiéramos decir, aburridos, que encontramos en el sistema judicial, a pesar de que son los realmente importantes.
* El autor es economista
Comentarios