El sistema de pensiones tradicional se agosta en 2024, nos dijo Martes Financiero
el pasado 23 de septiembre de 2014. En 10 años, el flujo de caja del
sistema de pensiones de beneficio definido tendrá un deficit anual de
$1,000 millones. Para darle estabilidad a las finanzas públicas, hay que
planificar esto desde ya para así culminar la transición a un sistema
basado en el ahorro y no el reparto. En mi última columna de Revista K,
trato este tema. Les recomiendo también revisar la Carta Económica Apedianda No. 12 de febrero de 2014.
Si quieres prosperar, hay que ahorrar. Eso siempre nos han dicho los abuelos: No te gastes toda la quincena. De otra forma no tendrás para enfrentar emergencias, aprovechar una oportunidad o pagar la educación de los hijos.
Tanto en la economía individual o familiar, el ahorro es clave para su salud financiera. Esto también aplica para el conjunto de la sociedad. Una sociedad cuyos miembros ahorran termina por generar mayores niveles de bienestar que las que se lo gastan todo. Si no hay ahorros, no queda para invertir para el futuro.
Con esto quiero destacar la encrucijada en la que nos encontramos. En 10 años se acaban las reservas del sistema de pensiones de la Caja del Seguro Social (CSS). No hay más. ¡El flujo de caja se torna negativo en $1,000 millonesa anuales! En particular, se agotan las reservas de lo que se denomina el Subsistema Exclusivamente de Beneficio Definido (SEBD) del programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). Para no enredar, es el sistema de toda la vida y, en teoría, no afecta al nuevo Subsistema Mixto al que ingresan los nuevos cotizantes y que contiene un componente de ahorro real.
El SEBD es un sistema de reparto, es decir, las pensiones que se pagan vienen de los aportes de los que hoy trabajan y no de los aportes que los jubilados habían hecho durante su propia vida laboral. Si luego de pagar todas las pensiones sobra algo, eso se va acumulando como reserva. Eso que ha venido sobrando, es lo que se agotará por que las cuentas ya no dan. Lo que se conoce como la deuda actuarial a los pensionados actuales y futuros alcanza los $12,000 millones, cifra que no aparece en los reportes de deuda pública pero es un compromiso ineludible del Estado.
La CSS cumple 73 años pero es insostenible. Como una pirámide ponzi, depende de la entrada de nuevos cotizantes. La matemática no puede ser más clara: Cada vez hay menos trabajadores por cada jubilado. En consecuencia, a pesar de los recientes aumentos en los aportes que debe hacer tanto el trabajador como por el patrón, el flujo de caja empieza a ser deficitario en 2015 hasta que se acaban las reservas en 2024. La situación es peor de lo que se puede pensar ya que las proyecciones realizadas por la Unidad Técnica Especializada en Finanzas de la CSS, según un reporte presentado a la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE), incluyen aportes millonarios por parte del tesoro nacional durante los próximos 10 años.
El presidente Varela mencionó, durante la ceremonia de recepción de las últimas compuertas del tercer juego de esclusas, que un posible destino de los fondos adicionales que genere el Canal ampliado será financiar el déficit del IVM. Esto puede servir como medio para terminar la transición hacia un sistema de ahorro. Si solo se usa para financiar el déficit y no viene acompañando de una reforma, sería cometer una irresponsabilidad porque actualmente el IVM es un barril sin fondo que drenará la riqueza nacional. Además, si esto no se realiza, surgirán tensiones y roces intergeneracionales entre los trabajadores y los jubilados con un gran potencial desestabilizador de nuestra sociedad.
Parte del trabajo ya se hizo con la reforma de 2005. Esta iba encaminada a emular el sistema chileno el cual ha sido inmensamente positivo para la sociedad chilena. Hoy día, los ahorros manejados por sus fondos de pensiones alcanzan el 50% del PIB. Estos ahorros se utilizan para invertir hacia el futuro y es hacia esto que debemos encaminar el IVM. Será un proceso que tomará 40 años, pero los fondos del canal nos permitirán realizarlo sin mayores trastornos.
Una versión de este artículo fue publicado en Revista K, edición de diciembre de 2014.
Un esquema piramidal de 73 años
Por Diego E. Quijano Durán
Si quieres prosperar, hay que ahorrar. Eso siempre nos han dicho los abuelos: No te gastes toda la quincena. De otra forma no tendrás para enfrentar emergencias, aprovechar una oportunidad o pagar la educación de los hijos.
Tanto en la economía individual o familiar, el ahorro es clave para su salud financiera. Esto también aplica para el conjunto de la sociedad. Una sociedad cuyos miembros ahorran termina por generar mayores niveles de bienestar que las que se lo gastan todo. Si no hay ahorros, no queda para invertir para el futuro.
Con esto quiero destacar la encrucijada en la que nos encontramos. En 10 años se acaban las reservas del sistema de pensiones de la Caja del Seguro Social (CSS). No hay más. ¡El flujo de caja se torna negativo en $1,000 millonesa anuales! En particular, se agotan las reservas de lo que se denomina el Subsistema Exclusivamente de Beneficio Definido (SEBD) del programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). Para no enredar, es el sistema de toda la vida y, en teoría, no afecta al nuevo Subsistema Mixto al que ingresan los nuevos cotizantes y que contiene un componente de ahorro real.
El SEBD es un sistema de reparto, es decir, las pensiones que se pagan vienen de los aportes de los que hoy trabajan y no de los aportes que los jubilados habían hecho durante su propia vida laboral. Si luego de pagar todas las pensiones sobra algo, eso se va acumulando como reserva. Eso que ha venido sobrando, es lo que se agotará por que las cuentas ya no dan. Lo que se conoce como la deuda actuarial a los pensionados actuales y futuros alcanza los $12,000 millones, cifra que no aparece en los reportes de deuda pública pero es un compromiso ineludible del Estado.
La CSS cumple 73 años pero es insostenible. Como una pirámide ponzi, depende de la entrada de nuevos cotizantes. La matemática no puede ser más clara: Cada vez hay menos trabajadores por cada jubilado. En consecuencia, a pesar de los recientes aumentos en los aportes que debe hacer tanto el trabajador como por el patrón, el flujo de caja empieza a ser deficitario en 2015 hasta que se acaban las reservas en 2024. La situación es peor de lo que se puede pensar ya que las proyecciones realizadas por la Unidad Técnica Especializada en Finanzas de la CSS, según un reporte presentado a la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE), incluyen aportes millonarios por parte del tesoro nacional durante los próximos 10 años.
El presidente Varela mencionó, durante la ceremonia de recepción de las últimas compuertas del tercer juego de esclusas, que un posible destino de los fondos adicionales que genere el Canal ampliado será financiar el déficit del IVM. Esto puede servir como medio para terminar la transición hacia un sistema de ahorro. Si solo se usa para financiar el déficit y no viene acompañando de una reforma, sería cometer una irresponsabilidad porque actualmente el IVM es un barril sin fondo que drenará la riqueza nacional. Además, si esto no se realiza, surgirán tensiones y roces intergeneracionales entre los trabajadores y los jubilados con un gran potencial desestabilizador de nuestra sociedad.
Parte del trabajo ya se hizo con la reforma de 2005. Esta iba encaminada a emular el sistema chileno el cual ha sido inmensamente positivo para la sociedad chilena. Hoy día, los ahorros manejados por sus fondos de pensiones alcanzan el 50% del PIB. Estos ahorros se utilizan para invertir hacia el futuro y es hacia esto que debemos encaminar el IVM. Será un proceso que tomará 40 años, pero los fondos del canal nos permitirán realizarlo sin mayores trastornos.
Una versión de este artículo fue publicado en Revista K, edición de diciembre de 2014.
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