Entrada al río Chagres, Colón, Panamá. / Diego Quijano. |
Tengo una sensación desde hace algunos años de que nos hace falta una visión de cómo nos queremos ver como país en las próximas décadas. Cuando acabó la dictadura militar con una invasión, nuestra reputación y economía no podían estar en peor forma. En 1989, quizás porque habíamos tocado fondo, se lograron establecer algunos objetivos importantes, unos más explícitos que otros, pero con bastante consenso. Estaba claro que había que limitar el poder de la policía en la vida política del país, revitalizar una economía anquilosada por dos décadas de gobiernos intervencionistas, dirigistas y corruptos, y demostrar que éramos una sociedad seria con capacidad de administrar el Canal de Panamá. A grandes rasgos, me atrevo a afirmar que estas metas se cumplieron. La economía se enrumbó y salimos adelante.
Cuando el Canal revirtió a Panamá en 1999, algunos panameños y la mayoría del mundo esperaban que Panamá no podría manejar el Canal como lo hacía Estados Unidos. Se equivocaron. Por varios años, esta era nuestra mejor carta de presentación. Se ejecutó un ambicioso plan de modernización para llevar al máximo la capacidad del Canal viejo, se redujeron los tiempos de espera y se disminuyeron los accidentes, todo esto, mientras aumentaban los tránsitos, el tamaño de los buques y el tonelaje total.
Durante los últimos 15 años, sin embargo, parece que nos quedamos sin aire. No solo se frenó el ímpetu reformador, sino que en algunos ámbitos hemos retrocedido. Desde la administración de Moscoso, por ejemplo, cada gobierno ha ido cediendo espacio a una policía que cada vez tiene más corte militar. De una unidad especial dentro de la policía en 2002, la defensa de las fronteras ahora la realiza una entidad con un alto grado de autonomía, $75 millones en presupuesto y 4,000 agentes. Tal y como sucede en los países con instituciones débiles, el Senafront convirtió al Darién en su feudo, y al señor feudal había que pedirle permiso para hacer cualquier cosa. Ahora mismo, un exmiembro de la Policía Nacional es viceministro de Gobierno y ministro interino de Gobierno, otro es director de Aduanas y otro es director de Migración. No tengo nada en contra de estas personas en específico ni quiero decir que no haya personas capaces en la Policía, el asunto es que esto parece parte de un paulatino proceso de penetración de la policía en estamentos clave del gobierno de un Estado. Tal vez sea paranoia, pero si no se detiene ya sabemos adónde conduce el camino.
Hoy nos encontramos en medio de una desaceleración económica producida por la sobreoferta hotelera, la sobreinversión en centros comerciales, la caída en la demanda que enfrentan Copa y la ZLC, el descalabro de la mina de oro y la necesaria reducción en el gasto público para sanear las finanzas públicas. Tristemente, no habíamos terminado de salir de la resaca post Martinelli, cuando recibimos dos golpes bajos, y el gobierno francés, un histórico amigo de Panamá, corrió a poner su dedo en la herida abierta. Ahora, toda reunión de negocios en el exterior o con extranjeros trae consigo la inevitable pregunta sobre los #OffshorePapers y, en algunos casos, sobre Waked.
La ampliación del Canal, hoy una realidad, da un alivio psicológico a este oleaje de negatividad y nos pone nuevamente en boca de todos con algo positivo. Aunque filosóficamente coincido con quienes defienden con firmeza el derecho a la privacidad, el debido proceso, la soberanía y la defensa contra la voracidad fiscal, mi apreciación es que llegamos tarde a luchar por nuestros principios a nivel internacional. Además, pudimos haber pasado todas las leyes necesarias para conocer a tu cliente y prevenir el blanqueo de capitales, pero si nunca hemos condenado a un pez gordo, si hemos sido pésimos colaboradores en materia judicial internacional y si de acuerdo al Reporte de Competitividad Global 2015- 2016 del Foro Económico Mundial, nuestro sistema judicial ocupa la posición número 119 de 140 en términos de independencia, con Haití y Sierra Leona arriba, y Albania y Myanmar debajo como compañeros, ¿con qué cara decimos que aquí defendemos el debido proceso?
Las crisis siempre pueden tornarse en oportunidades y, en esta ocasión, nos puede servir para reconocer que el centro financiero no es ni tan centro ni tan financiero y preguntarnos qué instituciones habría que establecer para poder ofrecer los servicios financieros que hay en Luxemburgo, Hong Kong y Suiza. ¿Qué tenemos que hacer para que desde aquí se quieran gestionar fondos de inversión regionales, fondos de capital privado y se hagan ofertas públicas de acciones de empresas innovadoras y regionales para levantar capital? ¿Cómo pudiéramos decirle a bancos e inversores internacionales que la jurisdicción panameña es una buena desde dónde organizar sus negocios y operaciones cuando todo conflicto comercial en los tribunales puede tomar años de años en resolverse? Solo piensen en los grandes casos de fraude comercial, el tiempo que tomaron en los tribunales y si hubo o no una deliberación del caso de acuerdo al derecho. Si usted tiene la responsabilidad de cuidar patrimonios, ¿sería esto un atractivo?
Si bien se logró girar el timón de este buque justo a tiempo para escapar de la corriente de una catarata, no nos hemos establecido un itinerario. Hay un exceso de discrecionalidad burocrática que está agotando a los empresarios y emprendedores. ¿Hasta cuándo permitiremos que los funcionarios responsables de evaluar solicitudes, permisos y aprobaciones no tengan obligaciones de respuesta en un tiempo perentorio? El costo de esto a la economía es enorme, no se puede ver y significa dejar las puertas de par en par a la corrupción. En cuanto al sistema judicial, un paso importante fue el marco jurídico que permitió la creación de cámaras de arbitraje, que ofrecen un mecanismo alternativo y veloz para la resolución de conflictos. El sistema penal acusatorio debe llevarnos en esta dirección, con más transparencia y celeridad, pero si no existe un mecanismo para destituir a jueces con fallos recurrentemente cuestionables, si no se otorgan los recursos necesarios al Ministerio Público, ¿cómo esperamos avanzar?
Solamente hay claridad y consenso en la necesidad de convertirnos en un nodo logístico para todo tipo de actividades y mercancía, desde carga contenerizada hasta vehículos, desde productos alimenticios hasta gas natural, desde pasajeros en trasbordo hasta carga por avión. No solo basta con ser un lugar de tránsito, se puede apalancar esa ventaja para convertirnos en un verdadero nodo comercial mundial. La ZLC tiene un modelo gastado, pero en Panamá Pacífico hay un modelo interesante con mayor flexibilidad en las actividades que se pueden realizar, visión compatible con la del centro logístico internacional. Si Panamá no tiene un mercado lo suficientemente grande para una industria local, sí lo tiene para servirle al mundo, como bien lo han sabido hacer Hong Kong y Singapur.
Nos quedan grandes desafíos por mencionar: el sistema educativo, atascado en un modelo de principios del siglo pasado y opuesto a la entrada de aire fresco; el IDAAN, el déficit actuarial de la CSS que se proyecta en $11,000 millones, el riesgo de que se politice la ACP y se convierta en un PDVSA panameño, y el transporte público. Pero primero establezcamos la visión, y luego marquemos el itinerario de los pasos a seguir para hacerlo realidad.
Publicado en Revista K, edición Julio de 2016, No. 106, pág. 142–143.
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