Ir al contenido principal

10 meses de ilusión de precios

10 MESES DE ILUSIÓN DE PRECIOS
Por Diego E. Quijano Durán
Publicado en Revista K, Panamá, mayo 2015.

Han pasado 10 meses desde que el Gobierno estableció el control de precios. En la superficie, todo pareciera indicar que los pronósticos de escasez de los economistas eran exagerados. Esto iría contra toda la experiencia histórica de 4 mil años de intentos de control de precios. Desde Hammurabi y los emperadores romanos, hasta la Alemania Nazi, todos fracasaron con el mismo resultado: escasez, mercados negros, filas… El Panamá del siglo XXI sería el primer país en la historia capaz de legislar con éxito la eliminación de las leyes que rigen los fenómenos económicos.

No se ilusione. Una gira por los mini super y abarroterías, en la periferia de la ciudad, le mostrará cómo empiezan a aparecer los mismos problemas. Converse con sus dueños y se enterará que antes vendían, por ejemplo, papa, pero ya no lo hacen porque les cuesta más en el mercado de abastos que lo que pueden recuperar con el precio máximo decretado.
 


Actualmente, el precio del quintal de papa en el mercado de abastos es igual o superior a $60, frente a un precio máximo al detal de $0.60 por libra. Es evidente que esto no compensa el costo de distribución ni operación. ¡Nadie compra para perder! La secuela para el consumidor es que poco a poco deja de encontrar en su tienda de costumbre el producto que fue impactado por la política de control de precios para teóricamente hacérselo más asequible. Recordemos que los 22 productos son de un alto nivel de consumo: arroz, leche, papa, lentejas, pan de molde blanco… Mientras más se vende uno de estos productos, más debe el comerciante querer tenerlo en inventario. Pero bajo el control de precios se da la situación que mientras más vende el producto, más pierde. Así, el incentivo para vender, distribuir y producir este producto va menguando. No obstante, este desincentivo varía para cada producto, dependiendo de la diferencia que haya entre el precio natural del mercado y el precio artificialmente bajo legislado. Mientras mayor sea este diferencial, mayor la afectación.


Si vamos a un supermercado, probablemente veremos la estantería llena de papas. La razón es que las grandes cadenas tienen mayor capacidad de distribuir la pérdida, subiendo los precios de otros productos. Esta compensación, sin embargo, tiene sus límites, dada la libre competencia de precios en los otros productos. El pequeño comerciante, al tener un inventario menor, se le hace más difícil, por lo que el control de precios concede una ventaja relativa al grande. Naturalmente, las primeras señales de escasez aflorarían primero entre los pequeños comercios. Así, lenta pero implacablemente, se asoman las distorsiones que nos advierte la ciencia económica que ocurrirían si se aplicara el control de precios, distorsiones que los consumidores primeramente no perciben, que las autoridades menosprecian y cuyas consecuencias son solo evidentes en el largo plazo. El efecto más perverso y menos comprendido del control de precios, por ejemplo, es que interrumpe el flujo de información a través del sistema de precios que los empresarios usan para guiar sus decisiones.

Podemos debatir sobre el porqué del nivel de precios de los alimentos en Panamá, pero lo que es indiscutible es que el control de precios causa problemas indeseados e imprevistos por sus proponentes, y que su resultado es peor que la situación que se buscaba remediar y opuesto a la intención de los planificadores estatales. Los economistas Eamonn Butler y Robert Schuettinger publicaron en 1979 la obra ‘40 Centuries of Wage and PriceControls’ para ilustrar el fracaso de estas políticas sin importar el país, la cultura, la época o el ímpetu de los gobernantes. Hoy, no hay más que dar un vistazo a Venezuela. Esperemos que nuestros gobernantes sepan reconocerlo a tiempo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De ZIRP a NIRP

Hay una caricatura del gato Garfield en la que aparecía el perro Odie tomando una siesta con la típica nube que leía “ZZZZ...”. Garfield, molesto, lo empujó y Odie quedó de lado. En lugar de despertarse, las zetas de la nube también se giraron y quedaron en “NNNN...”. Si hubiese sido Condorito hubiera  hecho ¡Plop!, pero Garfield solo miró al lector frustrado.  Esto mismo parece que le ha ocurrido a los bancos centrales más importantes del mundo, que han pasado de una política monetaria tipo Zirp a una Nirp, es decir, de tasa cero (en inglés, zero) a una de tasa negativa sin que hubiese mayores cambios. No obstante, desde el punto de vista económico, es un fenómeno insólito.  Por un lado, parece una fantasía. Imagine que pide una hipoteca y en lugar de pagarle intereses al banco, el banco le paga a usted por haber decidido tomar el préstamo con ellos –no se confunda, todavía tiene que pagar la porción de capital de la letra, pero al final termina pagando menos que e...

¡No quiero un Martinelli! Rechazo del Balboa

Hoy salió publicada en el diario La Prensa esta divertidísima y muy didáctica columna crítica a la acuñación de monedas de balboa. Esta se añade a los artículos publicados por otros autores criticando la moneda. Me surgen unas inquietudes: ¿Hasta cuándo los bancos privados locales aguantarán el abuso del Banco Nacional de Panamá que no les entrega billetes de dólares y les da monedas de balboa? En el tiempo en que el balboa y el dólar tenían el mismo contenido metálico en oro y plata, sí que se podía decir que eran lo mismo, pero ahora se trata de una moneda fiduciaria aceptada en todo el mundo (el dolar) frente a una que se acepta localmente a regañadientes y disgusto porque no hay de otra. ¿Cómo pueden equipararse? ¿Será que ahora hay que ir al banco y abrir nuevas cuentas en "dólares"? Así como se pueden abrir en algunos bancos en libras esterlinas o euros... Hay que empezar a preguntar: ¿Quién es la Sra. Lenis? Aquí pueden encontrar acceso a las otras columnas cr...

Emisión de balboas: implicaciones prácticas

Un escrito mío y de Olmedo Miró que presenta algunas de las inquietudes que surgen por la emisión de balboas mediante la acuñación de monedas de 1, 2 y 5 balboas.  El artículo apareció en la edición del lunes 17 de mayo de 2010 del diario Capital. Emisión de balboas: implicaciones prácticas Por Diego E. Quijano Durán y Olmedo Miró  En otra ocasión hemos señalado el peligro de que el Gobierno inicie la acuñación de monedas de 1, 2 y 5 balboas y hemos recomendado que la política se dirija hacia el regreso a una moneda con respaldo para garantizar la estabilidad económica y la creación de riqueza. La intención en este escrito es presentar algunas inquietudes con respecto a las implicaciones que tendrán la acuñación de 80 millones de balboas en monedas y su circulación para nuestro sector bancario. Debe estar claro para todos, que esas monedas no valdrán nada afuera del país. Si mañana Juan llega a una casa de cambio en Miami o Bogotá con una bolsa de monedas ...