En la página del lector salió publicado un pequeño escrito de Juan Manuel Handal sobre el fraude que representa el Balboa.
No se dejen de engañar, es un fraude
Por Juan Manuel Handal
La Prensa, 1 de agosto de 2012.
La moneda de un balboa creada por Martinelli es fraudulenta. No vale nada, ni aquí ni en ninguna parte. Pretende sustituir al dólar estadounidense, moneda de libre circulación reconocida en todas partes, con una que no tiene valor en ningún lado, en lo que parece ser el primer paso para crear un sistema monetario propio. Obligan a los bancos a aceptarla y ponerla en circulación, pero eso no cambia su carácter fraudulento ni lo que harán en el futuro.
Martinelli, en el papel de un banco central ficticio, ordenó la acuñación de 28 millones de monedas, con cargo al Estado y se lanzó a ponerla en circulación sin tener en cuenta las obligaciones contractuales del sistema monetario de la nación con Estados Unidos, ni los riesgos que ese acto conlleva.
¿Qué intenciones tiene el Presidente con esa acuñación? Sus opciones son cada vez más limitadas. Pero de ninguna manera se puede aceptar que esos actos inconsultos y peligrosamente osados sean avalados por la ciudadanía ni las pérdidas sean imputables contra el erario nacional.
Si usted tuvo que aceptar la moneda espuria, reúna las que tenga y llévelas a su banco en depósito o en pago de algún servicio. Los bancos no pueden rechazar esos depósitos dentro de las obligaciones creadas por el presidente al respecto.
No se dejen de engañar, es un fraude
Por Juan Manuel Handal
La Prensa, 1 de agosto de 2012.
La moneda de un balboa creada por Martinelli es fraudulenta. No vale nada, ni aquí ni en ninguna parte. Pretende sustituir al dólar estadounidense, moneda de libre circulación reconocida en todas partes, con una que no tiene valor en ningún lado, en lo que parece ser el primer paso para crear un sistema monetario propio. Obligan a los bancos a aceptarla y ponerla en circulación, pero eso no cambia su carácter fraudulento ni lo que harán en el futuro.
Martinelli, en el papel de un banco central ficticio, ordenó la acuñación de 28 millones de monedas, con cargo al Estado y se lanzó a ponerla en circulación sin tener en cuenta las obligaciones contractuales del sistema monetario de la nación con Estados Unidos, ni los riesgos que ese acto conlleva.
¿Qué intenciones tiene el Presidente con esa acuñación? Sus opciones son cada vez más limitadas. Pero de ninguna manera se puede aceptar que esos actos inconsultos y peligrosamente osados sean avalados por la ciudadanía ni las pérdidas sean imputables contra el erario nacional.
Si usted tuvo que aceptar la moneda espuria, reúna las que tenga y llévelas a su banco en depósito o en pago de algún servicio. Los bancos no pueden rechazar esos depósitos dentro de las obligaciones creadas por el presidente al respecto.
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