En artículo publicado en el Martes Financiero de hoy 25 de enero de 2011, Ramón Barreiro explica con claridad como la acuñación de monedas de $1 y $2 balboas implica la confiscación de nuestros dólares.
La voz calificada
La confiscación de nuestros dólares: lo que significa el derecho de señoreaje
por Ramón Barreiro, Consultor de Goethals Consulting Corp.
A partir de junio el Gobierno pretende hacer circular monedas de un balboa. ¿Cómo va a hacerlo? Se nos dice que para la reposición de nuestros dólares deteriorados, dólares provenientes de los depósitos que entregamos a los bancos, el Gobierno, en una medida “ahorrativa”, entregará en esta ocasión monedas de un balboa; es más, esto supondrá una ganancia para el Estado panameño, el llamado “derecho de señoreaje”. No nos dejemos engañar por eufemismos…
Señoreaje es una palabra más aceptable para una acción que equivale a una confiscación. El Gobierno toma nuestros dólares “deteriorados”, y en un servicio, nos entrega algo nuevo de igual valor y utilidad, ¿sí? Así es cuando un dólar deteriorado es reemplazado por otro dólar nuevo.
No es así cuando un dólar deteriorado es reemplazado por un balboa; ya que lo único que hace que el balboa tenga el mismo valor y utilidad que un dólar es la coerción del Estado, o sea, que nos obligue a ver y utilizar el balboa como un dólar.
Si en efecto un dólar y un balboa son equivalentes en su cambio, ¿por qué el Gobierno no emite sencillamente (o en un tecnicismo legal, “acuña”) balboas y los hace circular a la par del dólar? Porque el valor del dinero lo determina el mercado, o sea usted y yo y todos los panameños, y en ese supuesto va a estar muy claro que no van a valer lo mismo, pues se darán diferencias en su poder de compra. En cambio, con el discurso de que se puede reemplazar billetes de un dólar por monedas fraccionarias de un balboa, el Gobierno toma para sí todos los dólares recogidos a través de la emisión; a esto le llama señoreaje.
¿Cambiaremos voluntariamente esos dólares por balboas? Nadie nos va a consultar, se hará lo queramos o no…
Entonces, estamos pagando un nuevo impuesto que no está definido por las leyes de la República de Panamá; ¿o es una confiscación de dólares, que igualmente no está justificada como tal en ningún acto legal del Gobierno?
Si alguien en la calle toma su dinero contra su voluntad y le dice que solo está haciendo valer su “derecho de señoreaje”, usted sabe muy bien que no existe tal derecho y que ha sido víctima de un robo.
A cambio de nuestros billetes de un dólar, tendremos monedas de un balboa.
Esta confiscación (Dios nos guarde de sugerir que el Gobierno nos roba) puede ser legitimada si efectivamente usamos las monedas en nuestras transacciones diarias.
¿Y cuál es el problema entonces? ¿Por qué no aceptar lo que nos dice el Gobierno si no cambia en nada nuestras vidas? Si no puedo cambiar fuera de Panamá mis balboas por una cantidad equivalente de dólares, qué diferencia hace si yo no voy a salir con balboas de todas formas.
La diferencia es que usted y yo utilizaremos dos monedas diferentes para nuestras transacciones con una tasa de cambio fija entre ambas, cuando ambas no poseen el mismo valor; ya que una está respaldada por lo que usted produce (el dólar) y otra está respaldada por la palabra del Gobierno (el balboa).
El cambio de dólares por balboas aún depende de nuestro consentimiento, ya que en Panamá no puede haber moneda de curso forzoso, la Constitución lo prohíbe, y esta prohibición es una protección para usted y para mí: nos protege de personas o gobiernos que quieren forzarnos a aceptar en nuestras transacciones una moneda distinta a la que queremos utilizar.
La voz calificada
La confiscación de nuestros dólares: lo que significa el derecho de señoreaje
por Ramón Barreiro, Consultor de Goethals Consulting Corp.
Tomado de numismaticworldnews.blogspot.com |
Señoreaje es una palabra más aceptable para una acción que equivale a una confiscación. El Gobierno toma nuestros dólares “deteriorados”, y en un servicio, nos entrega algo nuevo de igual valor y utilidad, ¿sí? Así es cuando un dólar deteriorado es reemplazado por otro dólar nuevo.
No es así cuando un dólar deteriorado es reemplazado por un balboa; ya que lo único que hace que el balboa tenga el mismo valor y utilidad que un dólar es la coerción del Estado, o sea, que nos obligue a ver y utilizar el balboa como un dólar.
Si en efecto un dólar y un balboa son equivalentes en su cambio, ¿por qué el Gobierno no emite sencillamente (o en un tecnicismo legal, “acuña”) balboas y los hace circular a la par del dólar? Porque el valor del dinero lo determina el mercado, o sea usted y yo y todos los panameños, y en ese supuesto va a estar muy claro que no van a valer lo mismo, pues se darán diferencias en su poder de compra. En cambio, con el discurso de que se puede reemplazar billetes de un dólar por monedas fraccionarias de un balboa, el Gobierno toma para sí todos los dólares recogidos a través de la emisión; a esto le llama señoreaje.
¿Cambiaremos voluntariamente esos dólares por balboas? Nadie nos va a consultar, se hará lo queramos o no…
Entonces, estamos pagando un nuevo impuesto que no está definido por las leyes de la República de Panamá; ¿o es una confiscación de dólares, que igualmente no está justificada como tal en ningún acto legal del Gobierno?
Si alguien en la calle toma su dinero contra su voluntad y le dice que solo está haciendo valer su “derecho de señoreaje”, usted sabe muy bien que no existe tal derecho y que ha sido víctima de un robo.
A cambio de nuestros billetes de un dólar, tendremos monedas de un balboa.
Esta confiscación (Dios nos guarde de sugerir que el Gobierno nos roba) puede ser legitimada si efectivamente usamos las monedas en nuestras transacciones diarias.
¿Y cuál es el problema entonces? ¿Por qué no aceptar lo que nos dice el Gobierno si no cambia en nada nuestras vidas? Si no puedo cambiar fuera de Panamá mis balboas por una cantidad equivalente de dólares, qué diferencia hace si yo no voy a salir con balboas de todas formas.
La diferencia es que usted y yo utilizaremos dos monedas diferentes para nuestras transacciones con una tasa de cambio fija entre ambas, cuando ambas no poseen el mismo valor; ya que una está respaldada por lo que usted produce (el dólar) y otra está respaldada por la palabra del Gobierno (el balboa).
El cambio de dólares por balboas aún depende de nuestro consentimiento, ya que en Panamá no puede haber moneda de curso forzoso, la Constitución lo prohíbe, y esta prohibición es una protección para usted y para mí: nos protege de personas o gobiernos que quieren forzarnos a aceptar en nuestras transacciones una moneda distinta a la que queremos utilizar.
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